Juntos, como iglesia universal, damos gracias hoy por los 10 años de la elección de Francisco. Nos reunimos junto al altar para pedir al Buen Pastor que siga cuidando de nuestro Papa y animándolo a no bajar los brazos, a no dejar de proclamar con alegría el Evangelio, a no dejar de darnos testimonio de buen pastor, a seguir cargando a la oveja, perdida, herida, abandonada, descartada, desplazada o despeñada en las quebradas profundas y ocultas del mal de este mundo.

Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo… hemos rezado con el salmo 115. Damos gracias a Jesús Buen Pastor por el pontífice, el hacedor de puentes que, durante estos diez años, conduce el rebaño para caminar sinodalmente en la construcción del prometido Reino.

El Espíritu Santo lo sacó desde el fin del mundo… ¿será tal vez porque desde la periferia no solo geopolítica, sino también desde el sur se puede mirar a todos, sin excluir a nadie, como suele expresar: integralmente?

Nos ha enseñado que el camino del evangelio es el camino del servicio y la humildad, y nos ha llamado a todos a imitar a Jesús en su entrega generosa por los demás, que ha puesto a la misericordia en el centro de su ministerio y nos ha llamado a todos a ser testigos de la misericordia de Dios en el mundo. Estos diez años de pastoreo nos han recordado que la iglesia es una comunidad sinodal de discípulos misioneros que debe estar en constante conversión y renovación.

El papa Francisco es un hombre de diálogo y encuentro que ha buscado tender puentes entre culturas, religiones y personas de diferentes ideologías. Nos ha llamado a construir una cultura del encuentro y del diálogo, donde las diferencias no sean motivo de división, sino una oportunidad para crecer juntos como seres humanos. Hombre de profunda fe y oración, que nos ha enseñado la importancia de la espiritualidad y de la vida interior para vivir el evangelio con autenticidad y para discernir los signos de los tiempos de salvación, en esta realidad conflictiva, pero no por ello menos esperanzada.

Su mirada sagaz y profunda pero sencilla, ha vislumbrado y cuestionado el sistema político-económico-global-tecnocrático. Si algunos creen que solo se trataba de hacer funcionar lo que ya hacíamos, o que el único mensaje es que debemos mejorar los sistemas y las reglas ya existentes, estaría negando la realidad o reduciendo la mirada.

En el Evangelio que corresponde al día de hoy -tercer lunes de Cuaresma- Jesús dice a sus paisanos de Nazaret: nadie es profeta en su tierra… y en nuestra propia tierra se intenta, muchas veces, difamarlo, manipularlo, ponerlo a la altura de intereses tan mezquinos como sus propios detractores… no esperemos que dé respuestas a juicios o interpretaciones limitadas o desacertadas en estas circunstancias. Francisco está para ser el líder del encuentro, de la amistad social y de la paz entre los pueblos, desde su coherencia, humildad y su lucha contra el mal en el mundo, venga de donde o de quien provenga.

Es un día de gratitud a Dios por este don del Espíritu a la Iglesia y al mundo. Es un día de gratitud a Francisco por su compromiso, su valentía y su mensaje siempre esperanzador, sobre todo para los sencillos y postergados de este mundo.

Es un día de gratitud a san José, a quien Francisco tiene especial devoción, por ser el custodio de esta Iglesia y de su Pastor. Por último, es un día de gratitud a la Madre, Nuestra Señor de la Paz, a quien confiamos su ministerio y sus pasos de pastor como mensajero de la paz.

Mons. Jorge Lugones SJ
Obispo de la diócesis de Lomas de Zamora

* Texto de la homilía de la misa por los 10 años de pontificado de Francisco