Puntos de Vista
Laicos samaritanos y sinodales
Por: Prof. Maximiliano Cardozo
Vayan y prediquen el Evangelio” (cf. Mt 28,19).
A cada persona que lea esta breve columna de opinión y aporte quiero hacerles una invitación. Especialmente al laicado: ¡Es tiempo de ser protagonistas! Este tiempo lo necesita, lo exige… lo espera. Estamos llamados a un protagonismo tantas veces mencionado y pocas veces animado.
Hemos pasado en estos últimos años momentos duros y críticos con una pandemia mundial, estamos pasando una crisis económica y política, y en medio de todo este tiempo hemos estado participando en momentos de gracia muy importantes como fueron la Asamblea Eclesial Latinoamericana y el espacio de escucha y consulta del Sínodo de la Sinodalidad. Si lo vemos en una imagen, como un mapa, podemos notar el camino recorrido para una nueva manera de ser Iglesia que se está gestando y debemos alimentar, cuidar, sostener. Para esto es necesario el compromiso concreto, a modo del samaritano que no solamente ve una situación crítica, sino que no se permite la indiferencia y se acerca (con todo lo que implica) a esa vida herida. Porque esa es la exigencia propia de una espiritualidad bien vivida y encarnada: no permitirme la indiferencia. Lo otro es espiritualismo alejado de la realidad. ¡Cuánta vida herida tenemos por atender desde nuestras comunidades, instituciones y grupos! ¡Cuánto por acercarnos y no pasar de largo! Y en esto debo ser aun más enfático: hay que generar esos encuentros, hay que estar en la realidad y no escapar de ella, esa es la vocación y misión del laico. Los ámbitos y las realidades que nos rodean: la sociedad, la política, la economía, la cultura, el trabajo, la educación… y otras son propias de nosotros los laico/as. Esa es nuestra Galilea actual donde seguir los pasos de Jesús de “recorrer, anunciar y curar” (Mt 4,23) Estos espacios son nuestra misión, no solamente la participación dentro de la parroquia.
Esto nos orienta a pensar en la animación de “lo sinodal”, aquello tan abstracto que no parece palparse tanto aún. Justamente esto lleva su tiempo y decisión de hacerlo praxis, de hacerlo realidad. Este nuevo modo de ser Iglesia implica maduración, implica voluntad, implica consciencia. Consciencia de saber que muchas cosas deben ir cambiando, que forman parte de estructuras y modos de ser caducas. Implica voluntad de los distintos actores en la dinámica pastoral y eclesial, a saber, laicos, sacerdotes, diáconos, obispos, religiosos/as, cada uno en su misión concreta de incidir, en hacer práctica esta nueva manera de ser Iglesia a la que nos anima el papa Francisco. Implica maduración en asumir las tareas y servicios propios de nuestra vocación y misión, especialmente laical, recuperando la profundidad de nuestra espiritualidad bautismal para impulsar cada día el Reino de Dios en nuestros hogares, nuestros barrios, nuestros ambientes.
Desde el Departamento de Laicos (Deplai) de la diócesis sabemos y conocemos de tantos proyectos e iniciativas que se van realizando. Agradecemos y celebramos a cada uno de ustedes que en estos años pusieron y siguen poniendo el cuerpo como samaritanos, recibiendo la vida “como viene” de muchos hermanos necesitados en comedores, merenderos, hogares y demás. Los animamos y esperamos ser de ayuda en sus apostolados.
Por último, me gustaría dejarles unas palabras del papa Francisco para los laicos de hace dos años donde nos refuerza en nuestra misión: “No tengan miedo de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad, de llegar hasta los límites de la ciudad, de tocar las heridas de nuestra gente… esta es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano, para sostenerlo, animarlo o, simplemente, para acompañarlo en su vida”.-
Maximiliano Cardozo
Profesor en Ciencia Sagrada
Secretario ejecutivo Deplai - LdeZ