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Argentina tendrá una nueva beata: Madre Catalina de María Rodríguez

  • 08 Agosto 2017
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La Venerable Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de la congregación Esclavas del Corazón de Jesús, será beatificada el 25 de noviembre en la ciudad de Córdoba.

La celebración, según se confirmó, será presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato.


Laica, madre y religiosa, Josefa Saturnina Rodríguez (1823-1896), Madre Catalina de María Rodríguez, era prima de Santiago Derqui, presidente argentino entre 1860 y 1861; contribuyó a la misión evangelizadora del santo “Cura Brochero” y fue la fundadora de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, primera congregación femenina de vida apostólica de la Argentina.

Fue declarada Venerable por el papa San Juan Pablo II, el 18 de diciembre de 1997, en tanto el pasado 4 de mayo el papa Francisco firmó el decreto que aprueba el milagro atribuido a la intercesión de Madre Catalina y por el cual será beatificada.


¿Quién fue Catalina de María Rodríguez? 
Nació en Córdoba el 27 de noviembre de 1823 y fue bautizada el mismo día en la catedral. A los 17 años (en 1840), hizo sus primeros Ejercicios Espirituales, donde descubrió su vocación de consagrar su vida a Dios. 

En 1852, con 29 años de edad, se casó con el coronel Zavalía, viudo con dos hijos que Catalina ayudó a criar, y tiene una hija en Paraná, Catalina, que muere al nacer. A los 42 años, en 1865, quedó viuda y renace su primera vocación: surge su “sueño dorado” de fundar una comunidad de señoras que promovieran los Ejercicios Espirituales y atendieran a las mujeres más vulnerables de la sociedad con el alimento de la espiritualidad ignaciana y el centro en el Corazón de Jesús. 

El 29 de septiembre de 1872 nace la comunidad Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, primera congregación apostólica femenina del país. En 1880, Catalina envía el primer grupo de 16 hermanas para cruzar las Sierras Grandes a caballo y así colaborar con la obra de su amigo, el Santo Cura Brochero. Finalmente, ella fallece el 5 de abril de 1896 (Agencia AICA). 

El milagro que la eleva a los altares 
Muchas son las gracias concedidas por la Madre Catalina de María. Se la invoca principalmente en casos de dificultades para tener hijos pero también con enfermedades concretas en donde se ha apreciado su poder de mediación ante Dios. 

El milagro aprobado por la Congregación para las Causas de los Santos y que la llevará a los altares ocurrió una noche de abril en San Miguel de Tucumán, donde las Hermanas Esclavas tienen un colegio. 

Con menos de 60 años, la madre de una profesora de la institución sufrió una muerte súbita. Auxiliada por su hija, su esposo y un vecino, y temiendo su muerte por los síntomas que manifestaba, la llevaron a una clínica a donde llegaron luego de más de quince minutos. 

Al cabo de 20 minutos y tras varios intentos de reanimación, al tiempo que la familia rezaba a la Madre Catalina, el médico informó a los familiares que la señora había fallecido. Sin embargo, la familia le solicitó que lo siguiera intentando, y continuaron invocando la intercesión de la religiosa. 

Sin entender la petición y luego de haber cumplido con el protocolo habitual, el médico intentó nuevamente las técnicas de reanimación y comprobó que, aunque había decretado la muerte biológica, la señora comenzaba a tener actividad cardíaca. 

La paciente fue trasladada a la unidad coronaria para una mejor atención y le fue diagnosticado un edema pulmonar con grave afección cerebral. El pronóstico de supervivencia era entonces acotado y se preveían graves secuelas. 

La comunidad del colegio del Sagrado Corazón de Jesús, de las Hermanas Esclavas comenzó con las cadenas de oración pidiendo la curación de la mamá de la profesora. Sólo 24 horas fueron suficientes para que la paciente recobrara el habla y el movimiento. Desde ese momento la evolución fue asombrosa. Permaneció internada diez días más en observación y regresó a su hogar sin necesidad de rehabilitación y sin ninguna secuela. Hoy, 20 años después, lleva una vida normal.

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