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Inauguró y bendijo el Obispo el cinerario de la catedral

En el Día de Todos los santos y vísperas  de la Conmemoración de Todos los fieles difuntos, el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones sj, inauguró y bendijo esta noche el nuevo cinerario de la catedral Nuestra Señora de la Paz, que está contiguo al templo, en el patio interno que da a la avenida Hipólito Yrigoyen.

La bendición del cinerario fue precedida de la misa que presidió monseñor Lugones y que fue concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Jorge Torres Carbonell y el párroco Hugo Barrios.

En su homilía, el obispo valoró “la vuelta a la tradición ancestral del `campo santo´, ese espacio donde los primeros cristianos enterraban a sus difuntos”, y definió al cinerario como “un lugar cerca de la oración, de los seres queridos y del Pueblo de Dios”.

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Ya en la bendición, con la presencia también del obispo auxiliar, monseñor Jorge Vázquez, destacó la iniciativa de la catedral como “una obra de misericordia, en el Año Jubilar de la Misericordia" y recordó que "enterrar a los muertos es una de las obras de misericordia corporal”.

La inauguración y bendición del cinerario se da a pocos días de conocerse la instrucción Ad resurgendum cum Christo, el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación.

  • 01 Noviembre 2016
  • 2519 visitantes
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En el Día de Todos los santos y vísperas  de la Conmemoración de Todos los fieles difuntos, el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones sj, inauguró y bendijo esta noche el nuevo cinerario de la catedral Nuestra Señora de la Paz, que está contiguo al templo, en el patio interno que da a la avenida Hipólito Yrigoyen.

La bendición del cinerario fue precedida de la misa que presidió monseñor Lugones y que fue concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Jorge Torres Carbonell y el párroco Hugo Barrios.

En su homilía, el obispo valoró “la vuelta a la tradición ancestral del `campo santo´, ese espacio donde los primeros cristianos enterraban a sus difuntos”, y definió al cinerario como “un lugar cerca de la oración, de los seres queridos y del Pueblo de Dios”.

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Ya en la bendición, con la presencia también del obispo auxiliar, monseñor Jorge Vázquez, destacó la iniciativa de la catedral como “una obra de misericordia, en el Año Jubilar de la Misericordia" y recordó que "enterrar a los muertos es una de las obras de misericordia corporal”.

La inauguración y bendición del cinerario se da a pocos días de conocerse la instrucción Ad resurgendum cum Christo, el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación.