- 01 Junio 2024
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En comunión con toda la Iglesia, la diócesis de Lomas de Zamora celebró esta tarde la solemnidad de Corpus Christi: el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió la misa en el Estadio Polideportivo del Parque Municipal de Lomas, y a su término, la tradicional procesión con el Santísimo Sacramento hasta la catedral Nuestra Señora de la Paz.
En su mensaje a la Iglesia diocesana, el obispo lamentó que “hoy se guardan alimentos, dicen, para emergencias y catástrofes; me pregunto, ¿no estamos en una emergencia alimentaria?, y llamó a “organizar la esperanza”, especialmente ante “la inequidad (desigualdad) social que nos paraliza, como el frío invernal”.
Ante los fieles y comunidades de San Vicente, Presidente Perón, Almirante Brown, Ezeiza, Esteban Echeverría y Lomas de Zamora, monseñor Lugones dijo que “hoy queremos celebrar esta solemnidad del Sacramento del amor, el sacramento de la comunión, el sacramento que, en aquel Jueves Santo, Jesús nos regaló para quedarse misteriosamente entre nosotros, para ser el alimento del camino, para ser fuente que crea y recrea la fraternidad y fortaleza que alimenta la esperanza en los momentos difíciles”.
“Celebramos este regalo de su amor infinito pero en un contexto social muy difícil y preocupante”, agregó en su homilía. “Estamos descuidando los vínculos que nos unen como Nación, con actitudes de división, exclusión, descalificación, individualismo, y desencuentro. Celebrar a Jesús Eucaristía, pan y alimento para todos, no puede dejarnos indiferentes ante el hambre de pan, de trabajo y de la realidad de tantos hermanos en esta situación”, advirtió.
“Sentarnos a la mesa implica por lo tanto, rompernos también nosotros, por aquellos a los cuales Cristo nos mandó invitar a su mesa: los sufrientes, los faltos de esperanza y de consuelo, los que nada creen, los que nada esperan, los que están más cerca, los que están más lejos…esta realidad también nos desafía a organizar la esperanza”, sostuvo el titular de la diócesis (Ver texto completo en adjunto, abajo).
Saliendo del texto de la homilía, el obispo lamentó que “hoy se guardan alimentos, dicen, para emergencias y catástrofes; me pregunto, ¿no estamos en una emergencia alimentaria? De cada dos niños que nacen, uno es pobre, lo conocen todos estas estadísticas, tenemos leche acumulada, y qué haremos nosotros como Iglesia, cómo nos vamos a jugar como Iglesia; esto también es organizar la esperanza”.
Una vez más, toda la Iglesia diocesana -(61) parroquias, capillas, movimientos, instituciones laicas, pastorales, congregaciones religiosas y colegios, entre otros miembros- se congregó para celebrar y adorar el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad del Señor.
La misa de Corpus Christi fue concelebrada por el obispo emérito de Rafaela, monseñor Luis Fernández, actual administrador parroquial de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz (Banfield); el obispo emérito de Venado Tuerto, monseñor Gustavo Help; el vicario general de la diócesis, presbítero Hugo Barrios; el rector del Seminario “De la Santa Cruz”, presbítero Daniel Bossio; y los sacerdotes presentes.
La directora de Culto del Municipio de Lomas, Sandra Bartalini; la secretaria de Relaciones con la comunidad, Marina Lesci; y el presidente del Consejo Deliberante de Almirante Brown, Nicolás Jawtuschenko, asistieron a la misa, entre otros funcionarios.
La gran fiesta de la diócesis de Lomas de Zamora -sin dudas la más convocante, que congrega de manera anual a todos sus miembros- se produjo en el marco del bienio jubilar (2023-2025) por los 160 años de la llegada y entronización de la imagen de Nuestra Señora de la Paz, patrona del partido y de la diócesis. Por esto es que una réplica de la Virgen está peregrinando por las parroquias (ahora recorre la Vicaría de Almirante Brown).
Como cada año, antes de la procesión hasta la iglesia catedral, se realizó el paso del Santísimo Sacramento dentro del estadio para aquellos que no podían caminar hasta la Plaza Grigera; allí sí, luego de la manifestación pública de fe, tuvo lugar el cierre de la fiesta diocesana con la bendición final del obispo.
De igual modo, las diócesis de todo el país, en su gran mayoría, celebraron este sábado esta fiesta histórica y ya tradicional, que reconoce la presencia real de Su Señor, a quien adora, en la Eucaristía.-
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