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Con la Virgen de Lourdes, rezando por los enfermos

En la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, el obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió hoy una misa con motivo del Jubileo del Enfermo. Antes, visitó y bendijo enfermos internados en el Hospital “Sofia T. de Santamarina” de Monte Grande.

  • 11 Febrero 2025
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En la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, el obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió hoy una misa con motivo del Jubileo del Enfermo. Antes, visitó y bendijo enfermos internados en el Hospital “Sofia T. de Santamarina” de Monte Grande.

Como estaba previsto por la Pastoral de la Salud y la Vida, en el centro de salud municipal, el obispo, sacerdotes y diáconos permanentes -acompañados por las voluntarias de la Pastoral de la Salud- bendijeron a los enfermos y personal del hospital.

En coincidencia con la Jornada Mundial del Enfermo, que cada año se celebra en el día de la Virgen de Lourdes, este año tuvo lugar -por ser un Año Santo Jubilar- el Jubileo del Enfermo.

Por estos motivos, la Pastoral de la Salud y la Vida de la diócesis organizó la presencia de la Iglesia en el hospital y, debido a las condiciones climáticas, una exposición del Santísimo Sacramento, confesiones, bendiciones, otorgamiento del sacramento de la Unción de los enfermos y la misa en la parroquia Inmaculada Concepción, ubicada en el centro de la cabecera del partido de Esteban Echeverría.

En la homilía, el obispo recordó que el 2025 es un Año Santo, “Año de gracia, Dios dispensa dones a muchos y gracias especiales, favores que Dios regala por su generosidad, y sobre todo regala este consuelo a los enfermos”.

“Te saludamos Santa Madre de Dios, salud de los enfermos, porque diste al mundo al Rey que gobierna para siempre el cielo y la tierra”, había rezado monseñor Lugones al comienzo de la misa haciendo memoria de la fiesta de la Virgen de Lourdes. Y luego de la lectura del evangelio destacó “la fortaleza y la esperanza que no defrauda” para “quienes acompañan y cuidan de los enfermos, en los domicilios, en los hospitales, en las clínicas; este servicio de cuidado y alivio es un don que Dios da a muchos de nosotros para acompañar y cuidar”.

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El lema de la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo y, en esta ocasión, Jubileo de los Enfermos fue: “´La esperanza no defrauda´ (Rm 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación”. El Papa Francisco, como cada año, escribió un mensaje para esta celebración especial.

“¿Cómo permanecer fuertes, cuando sufrimos en carne propia enfermedades graves, invalidantes, que quizás requieren tratamientos cuyos costos van más allá de nuestras posibilidades?”, se preguntó el Sumo Pontífice. “¿Cómo hacerlo cuando, además de nuestro sufrimiento, vemos sufrir a quienes nos quieren y que, aun estando a nuestro lado, se sienten impotentes por no poder ayudarnos? En todas estas situaciones sentimos la necesidad de un apoyo superior a nosotros: necesitamos la ayuda de Dios, de su gracia, de su Providencia, de esa fuerza que es don de su Espíritu”.

La misa jubilar fue concelebrada por los sacerdotes presentes, entre ellos, el vice asesor de la Pastoral de la Salud y la Vida, presbítero Gustavo Fernández Cáceres, párroco de San Francisco de Asís (Llavallol). En tanto, quienes participaron de la celebración -de manera presencial o virtual a través de la transmisión de Eclesia- pudieron obtener, por ser un Año Jubilar, el Don de la Indulgencia Plenaria “para sí mismo o las almas de los difuntos” cumpliendo las condiciones indicadas por la Iglesia: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice.

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