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Acompañó la diócesis la misa exequial por el padre Gustavo Medina


El obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió esta mañana la misa exequial por el presbítero Sergio Gustavo Medina en la parroquia Inmaculada Concepción (Burzaco), de la cual el sacerdote fallecido el jueves era el párroco.

  • 22 Julio 2018
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El obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió esta mañana la misa exequial por el presbítero Sergio Gustavo Medina en la parroquia Inmaculada Concepción (Burzaco), de la cual el sacerdote fallecido el jueves era el párroco.

Al término de la misa que concelebraron los obispos auxiliares, monseñor Jorge Torres Carbonell y monseñor Jorge Garcia Cuerva, y los sacerdotes presentes, el cortejo fúnebre se encaminó hasta el cementerio sacerdotal de la casa “Nuestra Señora de Guadalupe”, en Luis Guillón, donde el padre Medina fue sepultado.

“En los misterios de Dios y de la vida ocurren estas cosas no previstas, dolorosas, muy tristes, que nos dejan un mensaje para preguntarle a Dios: qué es lo que tenemos que hacer, cómo continuamos”, expresó  monseñor Torres Carbonell en la homilía, en línea con lo que el obispo Lugones planteó el jueves cuando se conoció la noticia del fallecimiento: “que podamos discernir estos signos de los tiempos que nos muestra Dios, sobre todo en los jóvenes, cuando un sacerdote joven parte, quién va a asumir la bandera de la continuidad de este servicio pastoral”.

La misa de exequias...

Misa de exequias del padre Medina

Homilía del obispo auxiliar
El evangelio que escuchamos (Marcos 6,30-34) está como elegido para este dia: vinimos a un lugar para descansar juntos, para que el corazón ahonde la mirada que Jesús tiene para la vida, desde la ofrenda que el padre Gustavo hizo con su propia vida.

A nosotros que continuamos el camino, le pedimos a Jesús tener gestos, el gesto de la vida que ofrendó Gustavo con esta entrega.

Los años que lo conocí fui reconociendo ese gesto del humor y de sonreir, que necesitamos tanto, de alguien que se muestra cercano y comprensivo.

(..) Reconocer la centralidad de Jesús en nuestra vida es lo que nos va a ayudar a continuar el camino; la vida continúa, necesitamos continuar el camino con la presencia de Jesús desde la ofrenda del padre Gustavo, que tenía mucho para seguir dando, pero en los misterios de Dios y la vida ocurren estas cosas no previstas, dolorosas, muy tristes, que nos dejan un mensaje para preguntarle a Dios: qué es lo que tenemos que hacer.

Hace años escuchaba: `un sacerdote ha muerto, quién se anima a seguirlo, quién continúa la tarea´. Esto le pedimos a Dios: el padre Gustavo que está de esta manera entre nosotros y nos ha reunido, nos presenta este mensaje con su partida, qué hacemos, cómo prolongamos la ofrenda que él hizo con su propia vida, esos gestos del cuidado de los otros; nadie ocupa el lugar del otro, cada persona es única e irrepetible, pero el mensaje que nos dejan los que partieron es un mensaje a recoger y una invitación a continuar la tarea.

La comunidad de Burzaco, ante la partida del padre hace que vivamos un momento de orfandad, por eso buscamos a Dios, le pedimos que su Palabra nos llene el corazón, el `descanso en el Señor´ (del que habla el evangelio) nos invita a ser compasivos, comprensivos. Jesús que entendió esto y lo predicaba con la ofrenda de su vida, le dice a los apóstoles que acompañen a las ovejas sin pastor: ahora que no está el pastor, nuestra mirada debe dirigirse a Dios y preguntarnos cómo continuamos.